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jueves, abril 21, 2005

Los años pasan

Hace un par de semanas, en NUT hicimos un juego de viernes sobre ESAS cosas que te hacen dar cuenta que estás (más) grande.

Pero, ustedes conocen el dicho: Vale más una imagen que mil palabras*

Resulta que el domingo me tomo el 56, colectivo que no me simpatiza tomar, por motivos que no vienen al caso y me encuentro con la mamá de un amigo que supe tener (léase: conocido ocacional con el que llegamos a tener una muy buena relación, que sin embargo, no trascendió los límites del lugar que nos conectaba y cuando dejamos de encontrarnos en ese lugar, dejamos de vernos).

Bueno, este chabón, tenía dos hermanos muy pequeños, de jardín de infantes diriamos, que, maldita casualidad, estaban en el colectivo. Saludo a la madre amablemente, le pregunto por mi amigo, me cuenta que tiene un hijo unos meses más grande que el mío, y hasta ahí todo piloteable, hasta que se me ocurre preguntarle por las gráciles criaturas pequeñas: ahí están, me dice, señalando hacia atrás a dos monstruosas bestias, que bien podrían ser padres de niños de la edad que ellos tenían cuando dejé de verlos.

Ah, que bien, murmuré, sí, claro, uno está en quinto año y el otro ya empezó el CBC para la universidad.

Nunca, pero nunca más quiero que el plano del pasado se me cruce así en el camino.

Ah, y ese colectivo de mierda no lo vuelvo a tomar.

miércoles, marzo 02, 2005

Olvidos

Cuando era chica (estoy hablando de cuando tenía 3 o 4 años!), mi mamá me había enseñado que, si por alguna de esas razones, durante un viaje en colectivo, ella se bajaba y yo quedaba atrapada entre la multitud y entraba en pánico, que me tranquilizara, tocara timbre y me bajara en la parada siguiente y me quedara ahí quietita esperándola hasta que ella apareciera a rescatarme. Por suerte nunca tuve que utilizar este recurso, pero me acordé de este consejo cuando hace un tiempo, una amiga me contó una anécdota suya que paso a relatar.
Mi amiga le lleva 10 años a su hermana menor. En el momento del suceso, mi amiga (S.) tenía 15 años y su hermanita (V.), 5. Ambas volvían del colegio en el colectivo junto con otra compañerita de S. La más chiquita consiguió sentarse en los primeros asientos, y S. y su amiga, en los del fondo. Iban charlando muy entretenidamente, tanto, que S. se distrajo y en el momento de llegar a su parada, se bajó junto con su amiga y olvidó a V. arriba del colectivo.
Cuando se dio cuenta, corrió unas cuantas cuadras siguiendo el recorrido hasta alcanzar al bondi, lo paró, subió por la puerta de adelante y rescató a su hermana, que seguía sentada sonriente en el primer asiento y quien, hasta el día de hoy (que ya pasaron como 15 años de esta anécdota), no recuerda este episodio, por suerte.

martes, febrero 22, 2005

Protocolo del Colectivo

Hoy: los novios.

Si usted se halla en una relación de pareja, amante, concubino, mete y saca, touch and go, o lo que le guste usar, tenga a bien no proceder a sentarse con el clásico a upa de su consorte, en los asientos del pasillo.

Mucho menos se refriegue ni se coma a besos.

El pasajero que quede atrapado entre el asiento mencionado y la ventanilla, le estará agradecido.

martes, febrero 08, 2005

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra

la mujer también.


Porque yo no sólo tuve que bajarme antes de un colectivo cuando en un arranque de solidaridad le ofrecí el asiento a una mujer jóven confundiendo la redondez de su barriga con un incipiente embarazo que no era tal:

Maga: Sentate
Señora con panza no de embarazo: no, si no estoy embarazada
Maga: (puta madre) no, si yo me bajo en esta digo.


Sino que además, se lo conté a una minita que había entrado hacía dos días a laburar conmigo, a la que supuestamente yo tenía que entrenar, como para descomprimirle la tensión con una anécdota graciosa. Sin embargo obtuve esto como respuesta:

Minita a la que tenía que entrenar: a mí me pasó lo mismo
Maga: si?
Minita: claro, me dieron el asiento pensando que estaba embarazada, qué mal momento.


Y si

Esas cosas pasan.

domingo, enero 16, 2005

De bolsas y bondis

Tenemos aquí dos claros ejemplos de cosas raras que se pueden transportar en bolsas cuando uno viaja en colectivo:

"Micro de larga distancia en Ecuador. Trayecto Quito-Esmeraldas. Caro va sentada del lado de la ventanilla y yo voy del pasillo. Allí, aunque sean micros de larga distancia, los choferes les paran a todo el mundo. Entonces a veces el micro se empieza a llenar, a llenar, se acaban los asientos y la gente va viajando parada en el pasillo. En esa situación estábamos: micro lleno, gente en el pasillo. Naty miraba por la ventanilla y disfrutaba del paisaje.
En eso siento un pinchazo en mi pierna izquierda. Y otro. Y otro. Observo y noto que la señora (una chola, por cierto) que viajaba parada en el pasillo al lado mío llevaba una bolsa que por momentos rozaba mi pierna izquierda, pero no veo nada raro.
Pinchazo otra vez, y ahí sí: vista rápida a la bolsa, donde encuentro: un pajarraco (especie de pollo gigante o gallo) que viajaba adentro de la bolsa de la señora chola y que cada tanto sacaba su cabeza y me picoteaba la pierna.
¿Se acuerdan que Naty le tiene fobia a las aves, no?... Bueno.
Lejos, uno de los peores viajes de mi vida. Hasta que por fin la chola se bajó. Y a mí me quedo la pierna izquierda contacturada y llena de picotones."
(Naty)

"Bondi porteño lleno. Yo iba parada en el pasillo, agarrada del caño del techo, comiendo un caramelo Halls. En eso, por una maniobra extraña que realiza el chofer, con posterior frenada, el caramelo se ubica en la parte posterior de mi garganta, pero queda como a mitad de camino: no me lo tragué, pero tampoco estaba en mi boca. Empiezo a toser y a toser como una loca para poder sacarlo de ahí. Y en eso toso tan fuerte, que el Halls sale disparado de mi boca y va a caer directo adentro de la bolsa de una señora que iba sentada al lado mío.
Me dio tanta vergüenza que, sin poder ni mirarla ni decirle nada, me fui corriendo hacia el fondo, llegué a la puerta trasera, toqué timbre y me bajé en la parada siguiente."
(Barby)

Gracias Bar por prestarme tu anécdota.
Y sí, esto es un refrito de
El Mar Azul... y qué?

miércoles, enero 05, 2005

Unidades modernas

Quisiera saber quién fue el que tuvo la brillante idea de diseñar esos bondis modernos que tienen filas de doble asiento sobre ambos lados y que al final tienen las filas de asientos invertidos.
Definitivamente esos vehículos no son aptos para personas con estómagos sensibles ni para circular por estas latitudes, donde viajar parados es moneda corriente, y esos pasillitos tamaño XS convierten al viaje en una verdadera travesía que evaluará el correcto funcionamiento de nuestro sistema del equilibrio.

miércoles, diciembre 15, 2004

Odisea Moderna

Si hay algo que me queda completamente claro es que el que diseño los colectivos, en especial los modelos nuevos, nunca jamás viajó en uno.

El pasamanos está demasiado alto, los pasillos son angostos y se ponen aún más angostos justo donde está la dichosa máquina de las monedas que viene a ser, casualmente, el lugar que más espacio necesita. Hablando de las máquinas, son milagrosas las que: no escupen el cambio a la mitad del colectivo y las que no confunden las monedas de $0.10 por una de $0.05.

Los asientos para personas con movilidad disminuida, están altos como pedestales (al igual que los de la rueda de atrás) y generalemente en dirección contraria al sentido del volante, cuestión que vos que vas sentado ahí veas a la vieja a la que tenes que cederle el asiento, cuando ésta aterriza a tus pies y la gente te reclama el asiento a insultos.

Los timbres para bajar estan en todos lados, si esta lleno y no tenes cuidado, podés llegar a hacerlos sonar, tres veces antes de ubicarte en la mitad del colectivo, que es donde hay un poco más de espacio para ir parado, pero donde está justamente la puerta para descender.

Ni hablemos de los escalones para descender, en los casos que no hay rampas, es un laberinto, generalmente es: escalón ancho, escalón angosto inclinado a la derecha, escalón puntiagudo, escalón ancho, suelo.

Igual, creo que el verdadero héroe de estos bondis, es el que logra bajarse del asiento de ventanilla, que esta sobre una de las ruedas de atrás de esos colectivos nuevos, con pasillos super angostos, un día viernes a las siete de la tarde.

En el Bondi © 2004